A Rodrigo, estudiante de Derecho de 22 años, le llamaba la atención lo que hacía una de sus compañeras antes de estudiar. "Siempre se tomaba una pastilla con Redbull. Un día le pregunté qué era y me contestó: 'Mentix'".
Ese es uno de los nombres comerciales del modafinilo, un fármaco que se vende con receta médica retenida para tratar enfermedades como la narcolepsia (personas que sufren accesos irresistibles de sueño) y cuyo efecto es mantener despiertos a los pacientes.
"Yo lo probé por curiosidad. Me lo regalaron y lo tomé para estudiar la noche antes de una prueba. Pero al contrario de todo el mundo no me sirvió y me dio sueño. Lo que sí me pegó fuerte fue otra pastilla que me dio un conocido. Me mareé, estuve toda la noche inquieto, la cabeza me reventaba y la presión me subió mucho", cuenta Rodrigo, quien no recuerda el nombre de este último fármaco, pero dice que era algo similar al primero. Según él, el uso de éstos es común entre sus conocidos, sobre todo entre quienes estudian su misma carrera y medicina.
"El modafinilo es usado, y abusado más bien, por los estudiantes para mantenerse despiertos. Pero así como es un estimulante de la vigilia, también lo es del aparato circulatorio, por lo que puede producir una taquicardia e hipertensión, subir la presión arterial y el ritmo cardíaco", explica Ignacio González, neurólogo de la Clínica Alemana.
El experto agrega que eso no es todo, ya que quienes consumen este fármaco sin supervisión médica pueden sufrir trastornos de ansiedad o episodios psicóticos, además de graves reacciones en la piel.
Y aunque la venta del modafinilo está controlada, con sólo buscarlo en Google aparece una larga lista de vendedores clandestinos, quienes lo ofrecen de esta forma: "Vendo Mentix, activador del sistema nervioso central. Es ideal para estudiar, mejorar la concentración y retener más materia".
"Se le ha atribuido un efecto beneficioso en las funciones cognitivas, pero eso no ha sido demostrado. No mejora la memoria, ni ninguna función relacionada con el aprendizaje en personas sanas", añade el neurólogo González.
Constanza, estudiante de periodismo de 20 años, cuenta que para estudiar ha probado distintas bebidas energéticas. "Antes tomaba RedBull para quedarme hasta tarde, y en la mañana otro más para llegar despierta a la prueba. Después me recomendaron uno que se llama Enerday". Este último son 60 ml de una bebida en base a cafeína y taurina, entre otros componentes, y proporciona seis horas de energía. Sus creadores aconsejan en su sitio web que "si te esperan largas horas de estudio usa Enerday 6 horas para estar enfocado y alerta".
Constanza también ha escuchado hablar del modafinilo entre sus compañeros, pero nunca lo ha probado. "Me acuerdo que una vez una amiga se tomó una pastilla de guaraná y la mezcló con café. Se intoxicó y ni siquiera pudo llegar a la prueba".
"Otro de los problemas que tienen estas sustancias -tanto fármacos como bebidas energéticas- es su potencial adictivo", cuenta Flora de la Barra, psiquiatra infanto-juvenil de Clínica Las Condes.
Según la experta, los jóvenes recurren a estos productos ya sea porque realizan muchas actividades y no les alcanza el tiempo, o bien porque tienen malos hábitos de estudio y terminan "calentando" la materia la noche anterior al examen, cuando en realidad deberían estar durmiendo.
"Lo que me preocupa bastante es que sea con modafinilo, metilfenidato (ritalín) o cafeína que los estudiantes le están quitando horas al sueño, lo que disminuye el tiempo que tiene el cerebro para retener lo que es realmente importante, y eso puede afectar la memoria", agrega González.
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