A los 11 años, Gonzalo Cienfuegos vivía detenido en el tiempo. Junto a su familia habitaba en la casa de sus abuelos maternos: una residencia con resabios de su antigua fortuna, muebles ingleses y cuadros clásicos de inicios del siglo XIX. Y aunque le gustaba la pintura, lo que había visto hasta entonces le parecía demasiado añejo y aburrido. Hasta que un día descubrió entre los regalos de cumpleaños de su madre un libro de Vincent van Gogh. Se le abrió el mundo. "Empecé a pintar sin saber nada. Me puse a copiar uno de los cuadros Puente levadizo sobre el Arles, que me pareció magia pura", dice Cienfuegos.
El desconocido detalle de su biografía es recordado por el pintor en un nuevo libro que recorre toda su obra, desde sus precoces inicios imitando a Van Gogh, pasando por su obsesión conLas meninas de Velásquez hasta su consolidación en el arte local con una obra siempre ligada a la cita de la historia del arte.
La monografía de Cienfuegos se enmarca dentro de la publicación de Grandes artistas contemporáneos chilenos, una colección de 12 volúmenes que se lanza hoy en el GAM y que será distribuida todos los miércoles, a partir del próximo 11 de abril, junto a La Tercera, más $ 3.990. A la primera edición de Cienfuegos le siguen otros pintores emblemáticos de la escena local como Samy Benmayor, Carmen Aldunate, Benito Rojo, Hugo Marín y Guillermo Núñez, entre otros.
Editado por La Tercera y la galerista Cecilia Palma, la colección es única en su especie. Hasta ahora se habían publicado series sobre arte chileno del siglo XIX, con maestros como Pedro Lira o Alfredo Valenzuela Puelma. El arte contemporáneo, sin embargo, estaba relegado a textos más bien teóricos.
"La idea es que estos libros lleguen a un público masivo. Son ediciones más bien visuales, dirigidas sobre todo a los estudiantes y a quienes están formando su biblioteca sobre arte chileno. Existe una carencia de libros de arte en Chile, además de que la mayoría se queda en la reflexión pesada y dura y se aleja del público común. Con esta colección se quiere difundir masivamente la pintura chilena actual", dice el académico y escultor Gaspar Galaz, quien estuvo a cargo de los prólogos de cada artista de la colección.
Mundos propios
Entrevistados por la periodista Verónica Waissblut, en cada monografía los pintores cuentan detalles de su formación, su método de trabajo y los hitos de su carrera. El resultado son 64 páginas que mezcla la biografía del artista con la reproducción de sus obras más representativas.
No es primera vez que Cecilia Palma, gestora del proyecto, incursiona en la línea editorial. Desde 2000, la galerista comenzó la edición de distintos libros sobre arte. Partió con la trilogía: Autorretratos, Paisajes y Naturaleza muerta. En 2008 editó el libro de bolsillo 50 artistas chilenos y en 2010 fue el turno de 50 escultores de Chile, entre otros títulos.
"Siempre he pensado que una galería de arte tiene que dejar un legado, más allá de las exposiciones, un registro visual permanente. Por eso comencé a editar libros. Siempre habían sido tiradas limitadas, esta es la primera vez que hacemos algo tan masivo: serán 100 mil ejemplares", cuenta.
Seleccionar a los artistas no fue fácil. Los requisitos contemplaban tener una obra reconocible y de gran poder visual, además de una trayectoria local e internacional exitosa y sostenida en el tiempo. Así y todo quedaron varios fuera. Pero ¿qué tienen en común estos pintores? Gaspar Galaz responde: "Nada. Y eso es lo interesante, son 12 personajes distintos, 12 circunstancias diferentes, cada uno tiempo su sello y su mundo propio. Cienfuegos, por ejemplo, tiene el arte de la cita, los espacios teatrales. Es una pintura aparentemente muy sencilla, pero misteriosa. Samy es la intuición, el que va solucionando problemas mientras va pintando y Ernesto Banderas es el maestro de la relación entre la gráfica, el color y la construcción del espacio interior", dice Galaz sobre la colección que se completa con las monografías de José Basso, Ricardo Yrarrázabal, Pablo Domínguez, Benjamín Lira y Gonzalo Ilabaca.