15 de marzo de 2012

Los "verdadero" y "falso" en torno a cómo estudiar mejor



Son los compañeros que menos se ansía ver en marzo: apuntes infinitos, largas horas de encierro y constantes dosis de cafeína parecen ser invitados constantes cuando comienza la época de clases.
"El consumo de cafeína aumenta porque se le asocia con no quedarse dormido, por ejemplo. Efectivamente, está demostrado que permite mantenerse despierto por mayor tiempo y que tiende a mejorar las pruebas de análisis conceptual en el corto plazo. Sin embargo, esto también tiene sus efectos negativos, ya que en algunas personas puede provocar ansiedad, irritabilidad e incluso crisis de pánico si existe una predisposición", explica el doctor Alfredo Molina, nutriólogo de Clínica Las Condes.
Mejor una manzana
Por lo mismo, pensar que la cafeína es la única solución para llegar alerta a una prueba es una idea que no debe generalizarse. Recientemente, una investigación de la Universidad de Ohio indicó que sustituir el consumo de café por una manzana sería igual de efectivo al momento de estimular el cuerpo.
La necesidad de café no es el único "mito" que ronda al estudio. También es común oír que existe un patrón ideal para estudiar: dos horas de repaso y 15 minutos de descanso.
"Se recomienda estudiar entre una y dos horas porque después de eso baja el nivel de atención y el rendimiento. La persona debe distraerse un poco y después retomar sus funciones", indica Álex Espinoza, neurólogo de Clínica Bicentenario y profesor de la Facultad de Medicina de la U. Diego Portales. "En el caso de niños con déficit atencional, lo común es que estudien por 30 minutos y descansen de 10 a 15", agrega Marcela Belmar, psicopedagoga del Centro de Apoyo Educativo Multidisciplinario.
¿A toda hora?
Según su ritmo biológico, las personas pueden ser catalogadas como "búhos" o "alondras". Los primeros son en los que la actividad cerebral rinde mejor por la noche, mientras que en el resto esto ocurre más por la mañana. Estos patrones se definen desde niño y, por lo mismo, es factible que para muchos sea más fácil concentrarse cuando ya acaba el día. Lo importante en estos casos es mantener ciertas horas de sueño (ojalá llegar a siete) ya que al dormir se consolida la memoria.
En cuanto a la efectividad de estudiar escuchando música, tampoco existe una regla que pueda aplicarse por igual a todos. Mientras que algunos lo ven como una forma de aislar el entorno y dejar de lado los nervios, para otros implica una desconcentración importante. La única forma de descubrirlo es intentándolo, procurando escuchar música sin voz.
"Al escuchar música clásica se puede producir un relajo. Con esto puede que los conocimientos le entren más fácil a algunos", explica Espinoza.
Alimentación saludable
Comer chocolates es un truco apropiado, ya que al cacao se lo asocia con efectos positivos en el ámbito cognitivo. De todas formas, los expertos aconsejan ser cautelosos con la comida: una dieta en base a dosis exageradas de azúcar no es recomendable.
"Se necesitan dosis moderadas de hidratos de carbono. El comer fraccionado y en cantidades medidas permite mantener un nivel de glicemia apropiado, lo que genera un aumento de peso, síndrome metabólico o resistencia de la insulina", indica Alfredo Molina.
Si se trata de un examen, lo ideal es evitar las comidas altas en grasas y aquellas que producen flatulencias (como la coliflor o las legumbres). A la vez, se debe estar pendiente de la hidratación, fundamental para llevar a cabo cualquier tarea.
"Lo recomendable es que en cada intermedio la persona se levante a tomar líquido", advierte Belmar.
La psicopedagoga especifica que esta acción no debería tomar más de 15 minutos. Pasado ese período, es más fácil desconcentrarse y dejar de lado los libros. "Y si no se ha estudiado sistemáticamente, repasar antes de una prueba no resulta", agrega.
Para explicarlo, se puede hacer una asociación con el acto de comer, que sigue un patrón: desayuno, almuerzo, colación y comida. De la misma forma, el estudio debe realizarse siguiendo un orden que abarque toda la semana; no sólo el último día. Ambos casos buscan evitar un "atracón" de contenidos, lo que termina por confundir más que ayudar.
"Existe una predisposición neurobiológica a que la música tenga un efecto positivo en algunas personas".

Álex Espinoza, neurólogo.


Fuente: El Mercurio