4 de marzo de 2014

Del Quijote a Los Juegos del Hambre: los cambios en las lecturas escolares


Los clásicos dominan la lista y algunos creen que es urgente que el Ministerio de Educación actualice su propuesta de lecturas. Sin embargo, novelas como Martín Rivas conviven con títulos recientes de Isabel Allende, Bolaño y Claudio Bertoni. Y en 2015, con cómics como Superman. Pero es un canon flexible: los profesores tienen la última palabra.

Rompió todos los récords, movió las brújulas de la industria del entretenimiento y, algunos creen, hizo que miles de niños leyeran felices. No es raro que a una década de salir a la calle, Harry Potter y la piedra filosofal, el inicio de la famosa saga de J. K. Rowling, brille entre las 13 novelas que el Ministerio de Educación propone para ser leída por los alumnos de 5º básico. Lleva ahí un par de años, quizás los suficientes para que pasara su hora: a los niños no les entusiasma como antes. De hecho, la jefa de la unidad de Lenguaje y Comunicación del colegio San Ignacio de Alonso de Ovalle, Elizabeth Fuentes, ya dejó de pedirles a sus alumnos que lo lean. Tiene otro hit bajo la manga: Los juegos del hambre. 

La novela de Suzanne Collins, el primer tomo de la última serie juvenil de moda, es un libro inesperado en una sala de clases. Ningún bestseller tan reciente es propuesto por el Mineduc como lectura escolar para ningún curso. Formada casi sólo por clásicos, la lista oficial actual (que data de 2011) prefiere no arriesgar y, por ejemplo, en educación media, está dominada por autores como Manuel Rojas, Gabriel García Márquez, J. D. Salinger, Franz Kafka, Julio Cortázar, José Donoso, Pablo Neruda, Hermann Hesse, Herman Melville y Jorge Luis Borges, entre otros difícilmente cuestionables. Pero la lista no es ley. Y cuando la profesora Fuentes les pida a los alumnos de 2º medio que lean Los juegos del hambre, estará haciendo exactamente lo que esperan de ella.
Desde mediados de los 90, cuando se eliminó en Chile el concepto de lecturas obligatorias, el Mineduc entrega un “repertorio sugerido de obras literarias” y pide a los docentes que hagan su aporte. “Los profesores juegan un rol fundamental, esperamos que seleccionen las lecturas que más se ajusten a las necesidades. Asimismo, cada colegio tiene la libertad de escoger otras lecturas que enriquezcan la propuesta de este documento”, dice la coordinadora nacional de la Unidad de Currículum y Evaluación del Mineduc, Loreto Fontaine.
Para algunos colegios, optar por otros títulos, más allá de la propuesta oficial, es necesario. “La lista es insuficiente y desactualizada. Hay más títulos y autores de obras de distintos géneros que interesan mucho a los niños y adolescentes, por lo que amerita iniciar un pronto proceso de actualización. Hay más poetas que Neruda y Mistral”, dice el jefe académico del área de Lenguaje del Saint George, Cristián Flores. 
Efectivamente hay más poetas. Y las sugerencias del Mineduc dan cuenta de ellos: para los cursos de media se sugieren poemas de autores contemporáneos, como Gonzalo Millán, Rodrigo Lira, Roberto Bolaño, Elicura Chihuailaf, Raúl Zurita o Claudio Bertoni. Y aunque el incombustible Nicanor Parra está recomendado para todos los cursos, en ciertos casos puede ser escurridizo. En 2007, el escritor y profesor Daniel Hidalgo (Canciones punk para señoritas autodestructivas) les pidió a sus alumnos de 3º medio del Liceo Comercial de Viña del Mar “cualquier libro de Parra”. Días después, los apoderados alegaron porque los títulos del antipoeta eran demasiado caros. Por supuesto, no estaban en la biblioteca del colegio. 
“El acceso a ciertos libros es una de las barreras para actualizar las lecturas. Novelas gráficas o las últimas novedades literarias no están disponibles en muchos lugares del país. Y donde están, su valor es alto”, dice Claudio Aravena, gerente del área de Proyecto Sociales de la Fundación La Fuente. “Como sea, se hace necesario que entren nuevos autores, nuevas editoriales. Por ejemplo, sería muy interesante que se leyera un cuento de Alejandro Zambra como Instituto Nacional  (aparece en su libro Mis documentos, 2013)”, agrega.
A veces hay que buscar caminos alternativos. El poeta y profesor Roberto Contreras cuenta que cada vez que pedía a sus alumnos leer Altazor, de Vicente Huidobro, les enviaba por e-mail el link para descargar en PDF el libro desde Memoria Chilena. Por lo demás, Contreras no cree que los títulos que sugiere el Mineduc deban actualizarse porque sí. “Hay casos de profesores de 50 años que no conocen los libros de, por ejemplo, Alvaro Bisama, pero que son capaces de hacer maravillas con sus alumnos con una novela como Aura, de Carlos Fuentes”, dice Contreras.
Ni Bisama ni Zambra están en el listado oficial de propuestas. Los títulos más nuevos son de los años 90. Para 3º medio, por ejemplo, se sigue proponiendo un viejo clásico, El niño que enloqueció de amor, de Eduardo Barrios. Lo más nuevo son novelas de Hernán Rivera Letelier y Luis Sepúlveda. Para 4º medio, el listado es literariamente más complejo: novelas de Gonzalo Contreras, Alberto Fuguet o Darío Osses; ensayos de Martín Cerda o Sonia Montecino. En relación con narradores internacionales, rara vez (Todas las almas, de Javier Marías) el Mineduc propone más que clásicos con más de 40 años de vida: Bradbury, Fitzgerald, Dostoievski, Hemingway, García Márquez, Borges o Cortázar. El Quijote, o fragmentos de la novela de Cervantes, sigue en la lista y los profesores no dudan en darlo a leer. 
Después de 30 años de hacer clases en el Colegio Suizo, la profesora Sonia Montecinos confía en los clásicos: Cortázar siempre les gustó a sus alumnos. Cuando les pidió leer Inés del alma mía, de Isabel Allende, también fue éxito. A los mismos autores también les fue bien en el San Ignacio de Alonso de Ovalle, donde la profesora Fuentes destaca dos policiales chilenos: Ramón Díaz Eterovic y Roberto Ampuero. El profesor Flores agrega que en el Saint George a los alumnos también les gustó leer a Zambra, Salinger o Philippe Claudel. 
Actualizada o no, la lista de lecturas recomendadas por el Mineduc tiene competencia. Cada año, hasta decenas de colegios llegan representantes de editoriales, como Santillana y SM, para proponerles a los profesores que sean los libros de su catálogo los que les den a leer a sus alumnos. “A veces son muy generosos”, dice la profesora Fuentes, del San Ignacio, refiriéndose a las donaciones de títulos que hacen los sellos. Otras veces llevan visitas: el escritor infantil Mauricio Paredes (La cama mágica de Bartolo) es un éxito seguro en los colegios. 
Paredes sí está entre los autores sugeridos por el ministerio, para los alumnos de 4º básico. A nivel local, es como si Los juegos del hambre hubieran llegado al listado oficial. Según Claudio Aravena, de la Fundación La Fuente, el primer ciclo básico es el más actualizado en términos literarios. “La curva es bien dramática a partir de 5º y 6º básico. No se entrega material de interés para leer. También los profesores deberíamos ser capaces de saber cuáles son las nuevas tendencias y llevarlas a la sala”, agrega. 
Algo está por cambiar. En 2015 entrarán en vigencia nuevos currículos de 7º básico a 2º medio. Y vienen novedades: se propone leer Siútico, de Oscar Contardo, en 1º medio; De qué hablo cuando hablo de correr, de Haruki Murakami, en 2º medio; y cómics como Hulk, Superman y El Hombre Araña, en séptimo básico. 
Fuente: La Tercera