El oráculo lo había anunciado: Edipo mató a su padre, Layo, y luego se casó con su madre Yocasta. Al darse cuenta del fatal error, el rey de Tebas -que hasta entonces no conocía a sus progenitores biológicos- se sacó los ojos. La maldición no terminó ahí: se extendió sobre el resto de la familia. Edipo huyó de Tebas y sus hijos se alternaron el poder del reino. Un año gobernaría Eteocles y otro Polinices. Pero cuando el primero se negó a entregarle el turno al segundo, Polinices fue con siete guerreros a atacar la ciudad. Ambos hermanos murieron.
Los mitos de Edipo y de Los Siete contra Tebas quedaron plasmados en la producción griega, etrusca y romana: poemas, cantos, vasijas y urnas recogieron la historia. Así lo comprobó un grupo de investigadores que entre 1888 y 1892 hallaron en la colina del Talamonaccio, Italia, los restos de la fachada de un templo que narra la tragedia a través de pequeñas figuras en relieve.
El Frontón de Talamona, datado en el siglo II a.C., se convirtió rápidamente en uno de los objetos arqueológicos más antiguos e importantes de Italia, siendo resguardado en el Museo Arqueológico de Florencia.
Por segunda vez, la célebre pieza sale de su sede para exhibirse en Chile, en la muestra Dioses y héroes, que se inaugura el viernes en el Instituto Cultural de Providencia, donde por estos días la curadora y directora del museo, Carlotta Cianferoni, da los últimos detalles. “Es una muestra pensada especialmente para Chile. Lo interesante aquí es que el hilo conductor gira en torno al frontón y al mito de Tebas. Es una muestra para entender y no sólo para mirar”, cuenta Cianferoni.
El Frontón de Talamona, de 10 metros de largo por 4 de ancho, se instalará sobre las cabezas de los visitantes y dará la bienvenida al recorrido que incluye 78 piezas originales, algunas de dos mil años de antigüedad: entre vasijas, esculturas, bustos, relieves y urnas de materiales como bronce, mármol, terracota y arcilla. La exposición, auspiciada por Copec, es la quinta que organizan el Instituto Cultural de Providencia y el Museo Arqueológico de Florencia. La primera fue El esplendor del Imperio Romano, en 1999. “Tenemos más de 200 mil piezas en el museo, esta es una pequeña parte, pero no menor. Son objetos únicos, muchos no habían salido de Italia”, dice la curadora, que incorporó además piezas del Museo Arqueológico de Siena.
Destaca una escultura en bronce de Minerva de Arezzo, de 1, 50 metros, que se instalará en el centro de una sala dedicada a la diosa Atenea. “Es la tercera pieza en el inventario del museo, por razones de conservación fue la única que viajó por avión, el resto se trajo en barco”, cuenta Cianferoni. También hay una estatua cineraria del siglo V, con la figura de una madre y su hijo, antecedente iconográfico de la imagen católica de la Virgen; una escultura de mármol de Dionisio de la era Imperial; estatuillas en bronce de faunos ,y varias urnas funerarias de alabrastro y terracota de los siglos II y III a.C.
Fuente: La Tercera
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