Debió ser el primero, pero es el noveno de la lista. Nicanor Parra, el poeta vivo más importante de la lengua, candidato al Premio Nobel, recibió ayer otra distinción, a un mes de la entrega del Premio Cervantes. Esta vez la noticia no venía de Madrid, sino desde Santiago.
La voz de Parra regresó a La Chascona, la casa de Pablo Neruda en Bellavista, a través de una llamada telefónica. El ministro de Cultura, Luciano Cruz-Coke, le anunciaba que era el nuevo Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda, que otorga 60 mil dólares.
Por el altavoz del teléfono, Parra, de 97 años, agradecía una y otra vez desde su casa de Las Cruces. “Gracias más gracias”, decía el poeta que logró ensombrecer a Neruda, con el que mantuvo relaciones cordiales, pero distantes (ver recuadro). “Esta no es la primera vez que me dan un premio que no merezco. ¡He de esperar que no sea la última!, dijo el otro”, comentó.
Creado en 2004, año del centenario de Neruda, el premio fue entregado antes a poetas tan dispares como José Emilio Pacheco, Ernesto Cardenal, Juan Gelman y Fina García. El antipoeta es el tercer chileno, tras Carmen Berenguer (2008) y Oscar Hahn (2011). Esta semana, el jurado había llegado a tres finalistas: la uruguaya Ida Vitale y los chilenos Raúl Zurita y Parra.
El jurado, compuesto por el escritor Virgilio López, de Cuba; el ensayista inglés Niall Binns, la narradora Valeria Zurano, de Argentina, y los chilenos Claudio Bertoni y Pedro Gandolfo, votó por unanimidad por el autor de La cueca larga.
Fue un día parriano: junto al fallo del premio, ayer se realizaba en Estocolmo un seminario sobre su obra como parte de la campaña al Nobel, organizada por la U. Diego Portales. Y por la tarde, Niall Binns daba una conferencia en la Biblioteca Parra de dicha universidad.
Ayer, Cruz-Coke, quien sólo actuaba como ministro de fe, dijo que el jurado basó su veredicto en el aporte de Parra “al enriquecimiento del lenguaje poético hispanoamericano. Por su humor, su ironía y su mirada crítica y su búsqueda como poeta visual y traductor”.
Más allá de los elogios, en La Chascona quedaba la sensación de que después del Cervantes llegaba tarde el premio Neruda para Parra. El ministro de Cultura dijo que “dentro del jurado también se manifestó la inquietud que este premio se lo debían haber dado antes a Parra, pero también nosotros tenemos antecedentes en la historia del país de no saber llegar a tiempo con los premios”. Cruz-Coke agregó que “cuando nace este premio, el 2004, no tenía la relevancia y la categoría que hoy tiene”.
El poeta Claudio Bertoni, que no estuvo en la ceremonia, señaló más tarde: “Había que dárselo mucho antes a Parra, por eso creo que fue tan rápida la elección”. Mientras, el poeta Leonardo Sanhueza dice que “como el premio no partió con él, daba la sensación de que no se lo iban a dar. Es un galardón que cada año responde a un criterio distinto. No tiene un fin claro, como el Cervantes”.
Niall Binns, parte del jurado y uno de los editores de las Obras completas de Parra, confirma que “era ineludible que estuviese él en la lista de los premiados”.
Ayer, Parra, en broma y en serio, dijo: “Hay una docena de candidatos que se sienten postergados, yo por mi parte me querellaré contra quienes resulten responsables”. Después cortó y fue a tomar sol en su terraza.
Fuente: La Tercera
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