25 de octubre de 2011

Revelan cómo el ejercicio energiza el cerebro


Quienes practican ejercicio saben lo que se siente. A pesar de gastar energía en una actividad física extenuante, terminan reanimados, más dinámicos y energizados. Algo paradójico y que la ciencia hasta hoy no podía explicar.
Lo único que se había demostrado hasta ahora era que los músculos ganaban en vigor, debido a que las mitocondrias -esferas microscópicas que flotan al interior de la célula y que le dan la energía, similar a una batería o una pila- se multiplican en número después de que alguien se ejercita. Ahora, con animales de laboratorio, investigadores de la Universidad de Carolina del Sur comprobaron que este mismo fenómeno se repite en las neuronas. Es decir, después de estar sometidas a actividad física, las células nerviosas literalmente "recargan sus pilas".
"Como no podemos analizar el cerebro humano para ver este efecto, lo hicimos en ratas. Estos animales son un buen modelo en el caso del ejercicio, ya que la mayoría de las reacciones que vemos en el laboratorio, también se observan en los humanos", explica a "El Mercurio" Mark Davis, profesor de la Escuela de Salud Pública de la U. de Carolina del Sur, y uno de los autores del estudio, que fue publicado en el Journal of Applied Physiology .
Esto incluye el caso de las mitocondrias. Esto porque el cerebro tiene un agotador trabajo para mantener en movimiento a los músculos del cuerpo durante la actividad física, por lo que es lógico que estas "pilas" microscópicas se multipliquen.
Este aumento de las mitocondrias no sólo explica que la persona gane en resistencia física tras hacer ejercicio. También señala beneficios adicionales como el aumento de la longevidad, así como la reducción del riesgo de obesidad, diabetes e infarto cardíaco.
Otras consecuencias
Esta recarga de energía cerebral explica además que el ejercicio también impacte positivamente en la actividad mental de las personas, lo que se ha comprobado realizando diversos test psicológicos.
Según investigadores de la Universidad de Harvard, con sesiones de ejercicio aeróbico de intensidad moderada, la actividad mental mejora de varias maneras: la persona reacciona más rápido ante un estímulo, aumenta su capacidad de memoria, se optimiza la planificación y la coordinación de las tareas que tiene que hacer, y mejora su habilidad para concentrarse en lo que hace.
Esto además se potencia con un aumento del flujo de sangre que llega al cerebro, lo que estimula la aparición de nuevas conexiones neuronales y aumenta la liberación de neurotransmisores.
Los expertos incluso aseguran que para que el cerebro obtenga estas ventajas, debe hacer actividad aeróbica por un mínimo de 20 minutos, pero no más de 60. Pasado este tiempo, la sensación de fatiga comienza a interferir con la concentración, la persona tiende a distraerse y su capacidad de trabajo decae.
Factores que ayudan
Cuando la persona se ejercita, también se estimula el llamado sistema nervioso autónomo o simpático, lo que eleva la liberación de adrenalina, la cual incrementa las funciones mentales.
Otro aspecto importante es la hidratación. Cuando la persona se ejercita y se deshidrata, se reducen las funciones mentales, lo que se puede revertir rápidamente tomando agua. Ahora, si se toma una cantidad extra -aunque moderada- de agua, las funciones mentales mejoran aún más.
Por último, al momento de hidratarse es mejor adicionar algo de azúcar al agua o el líquido que se va a beber. Esto reduce la sensación de cansancio, al tiempo que fortalece la agilidad mental.

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